Las protestas contra los operativos de deportación impulsados por el presidente Donald Trump han ganado fuerza en varias ciudades de Estados Unidos, como Los Ángeles, Nueva York, Chicago, Atlanta, Seattle y Las Vegas, según reportes recientes.
Estas manifestaciones, que comenzaron principalmente en Los Ángeles tras redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) que resultaron en al menos 330 detenciones en el sur y centro de California, se han extendido a otros estados, reflejando un rechazo generalizado a las políticas migratorias de la administración Trump.
En Los Ángeles, las protestas han sido particularmente intensas, con enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad, incluyendo el uso de gas lacrimógeno y granadas aturdidoras por parte de la policía. El despliegue de 2,000 soldados de la Guardia Nacional y 700 marines, ordenado por Trump, ha generado críticas, especialmente del gobernador de California, Gavin Newsom, quien calificó la medida como una "provocación deliberada".
Las manifestaciones, muchas organizadas de manera orgánica a través de redes sociales, han incluido consignas como “ICE fuera de nuestras comunidades” y “Nadie es ilegal en tierra robada”. En algunos casos, han derivado en actos violentos, como quema de vehículos y lanzamiento de objetos, lo que ha llevado a arrestos, como el de Emiliano Garduño Gálvez, acusado de lanzar una bomba Molotov en Los Ángeles.
En Nueva York, Chicago y otras ciudades, las protestas también han sido significativas, con miles de personas expresando su oposición a las redadas, que han incluido arrestos en lugares de trabajo, tribunales e incluso escuelas. Organizaciones como la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes han denunciado estas acciones como “crueles” y “arbitrarias”.
La administración Trump ha defendido las redadas, afirmando que son necesarias para “restablecer el orden” y deportar a inmigrantes indocumentados, especialmente aquellos con antecedentes penales. Sin embargo, reportes indican que algunos deportados no tenían registros criminales, e incluso ciudadanos estadounidenses, como una mujer embarazada, han sido detenidos por error.
Estas protestas, que han coincidido con otras movilizaciones nacionales contra las políticas de Trump, reflejan una creciente tensión social y política en torno a la inmigración en Estados Unidos.